Los atractivos turísticos de esta isla italiana, la más grande de todo el mar Mediterráneo, son incuestionables. Lugares de ensueño como Taormina, la belleza monumental de su capital, Palermo, la herencia griega de Siracusa o la belleza de Catania, ciudad construida sobre piedra negra volcánica, son algunos de los principales encantos de una larguísima lista de lugares por visitar en Sicilia. Tampoco nos queremos olvidar del poderoso volcán Etna o una visita al templo de la Concordia, símbolo de la UNESCO, pero eso será en otro tipo de artículo… Ahora nos vamos a centrar en uno de sus principales reclamos: su gastronomía.
La cocina siciliana está impregnada del particular y fuerte carácter de la cultura de esta isla separada de la península por el estrecho de Messina. Tiene mucho de la cocina italiana continental pero las diferencias son mayúsculas. Así como en Sicilia posee un dialecto propio del idioma italiano, los platos de su cocina también tienen un carácter diferenciador tan acentuado.
Su riquísima tradición culinaria viene marcada por todos los pueblos que por ella han pasado. La cultura griega les legó el dominio de la vid y el olivo, muy marcada en la zona oriental de la isla. Del mismo modo los árabes les legaron los contrastes agridulces que caracterizan los platos de las provincias más pequeñas de la zona occidental. Esto se traduce en lo común del cuscús en Palermo, Trapani o Pantellería, así como el uso de espacias como el sésamo y la canela.
Pero mucho ojo que aquí no acaba la cosa. El paso de españoles, normandos y franceses también ha dejado claras huellas en su gastronomía, convirtiéndola en una de las más reputadas y características de Europa.
En Sicilia el buen comer es una institución y una mesa en condiciones comienza con una selección de entrantes. Entre ellos destacamos los arancini, que son unas copiosas bolas rellenas de arroz y fritas, los cazzilli, similares a estos primeros en la preparación pero rellenos de patatas aunque suelen llevar algún extra, o los panelle, un suerte de polentas fritas a base de harina de garbanzos.
Para primeros platos son clásicas las verduras locales de temporada como la berenjena, las alcachofas, legumbres y tomates. Por supuesto la pasta es un elemento transversal a todos los platos sicilianos. De ella destacamos platos como la pasta al forno, cocinada con anelleti rellenos de vegetales, o la pasta alla norma, con salsa de berenjenas. También hay que destacar la pasta con tenerumi¸ hojas de calabacín y la pasta alla trapanese¸ elaborada con ajos, tomate y quesos de la región. Los pescados que mejor van con la pasta para los sicilianos son las sardinas, el salmón y los bucatini con erizos de mar.
Los segundos platos también están dominados por los frutos del mar, especialmente por el atún y el pez espada, asado o a la brasa. Es famoso el pez espada alla ghiota, aderezado con cebolla, tomate, alcaparras y aceituna. También señalamos el Trapani cuscus¸ la versión isleña del cuscús árabe pero con pescado. Imprescindibles también la sarde a beccafico, o lo que es lo mismo, sardinas rellenas de una mezcla de pan rallado y frutos secos.
Para acabar son muy clásicos los helados de factura netamente italiana, conocidos en todo el mundo por su variedad de sabores y sobretodo texturas. Pero vamos a nombrar algunos de factura netamente siciliana con gran influencia árabe como los mazapanes con fruta Martoran, los cuddureddi, que son pastas rellenas de miel y fruta confitada o los súper célebres cannoli. Esto son el postre más célebre de la isla y no son otra cosa que delicados rollitos de masa pastelera rellenos de una mezcla dulce de queso de ricota.
Para acabar terminados con la también popular cassata¸ una rica tarta de bizcocho, queso ricota, mazapán y frutas confitadas, y por supuesto una mención al célebre chocolate de Módica¸ con gran fama fuera y dentro de Italia.
