Parece ficción pero es una realidad desde hace muchos años. Existen turistas que buscan destinos vacacionales marcados por tragedias, catástrofes y muertes. Se denomina tanatoturismo y ha existido desde siempre aunque el éxito de series como Chernobyl de HBO, han disparado la popularidad de este género de turismo en los últimos años. Visitar las inmediaciones de la malograda central nuclear no suena muy motivante, pero son decenas y decenas las empresas que ofertan “tours radioactivos”.
La fascinación por la muerte y la tragedia es un fenómeno muy antiguo. Tanto el circo romano, como las muertes por guillotina en la Francia de la Revolución Francesa, tenían innumerables seguidores que garantizaban el éxito en crítica y público. En la Inglaterra del siglo XVII había tours organizados, y con gran afluencia, para ver ejecuciones públicas y muertes. Se trata de los primeros del tanatoturismo.
Al ser humano siempre le ha intrigado la idea de la muerte y todo el morbo que la rodea. Si unimos este ancestral gusto con el espectacular auge del turismo en el siglo XX, tenemos como resultado un nuevo producto a explotar por los operadores turísticos: el tanatoturismo.
A estas alturas a lo mejor no os habéis hecho una idea muy clara de lo que estamos hablando. Es por esto que vamos a poner algunos ejemplos, que desarrollaremos más adelante, para que veáis de lo que estamos hablando.
Hablamos de ir a hacer turismo a Chernobyl y sus inmediaciones (Prípiat), Fukushima, Mathausen, Alcasser, Puerto Hurraco, Alcatraz y un largo etcétera.
¿Qué hay detrás del concepto “tanatoturismo¨ o “turismo oscuro”?
Mucha gente cree que este concepto en sí es una contradicción ya que mezcla el concepto del turismo, como una actividad relacionada con el placer y el disfrute, con el dolor, el sufrimiento y la muerte.
Se trata de un fenómeno complejo y con muchas interpretaciones en las motivaciones que un turista puede encontrar para elegir un destino de esta naturaleza.
Existen dos vertientes dentro de este tipo de turistas. La primera engloba a aquellos con un gusto por lo macabro, y la segunda a aquellos que tienen motivaciones morales por la cual buscan el escenario de una tragedia o genocidio para mostrar respeto y honra por las víctimas. Además de esto, también realizar una labor pedagógica con la sociedad para concienciar en el “que no se vuelva a repetir”.
Esto deriva en situaciones, cuanto menos pintorescas, en las que las visitas a un campo de concentración de Mauthausen derivan en fotos irrespetuosas o sencillamente frívolas en lugares de un sitio con su trascendencia histórica.
También se pueden considerar motivaciones algo más bizarras como las de turistas que se lleguen a alegrar del sufrimiento ajeno, o ir a un lugar para saber que alguien recibió o no allí su “merecido”.
Este tipo de turismo oscuro también incluiría lugares en destinos convencionales como prisiones sin uso, museo sobre torturas, cementerios o lugares de catástrofes históricas como Pompeya.
Algunos destinos de los más solicitados
Probablemente Chernobyl sea uno de los mejores ejemplos de este tipo de turismo. ¿Quién querría ir a un auténtico infierno nuclear casi perpetuo a hacer turismo?
La exitosa miniserie de la plataforma HBO no ha hecho más que animar a más turistas en lugar de espantarlos. Este éxito ha hecho que el número de visitante la ciudad fantasma de Prípiat y la zona de exclusión tras el accidente se hayan disparado.
Aunque dicha serie explica con detalle las terribles consecuencias que dejó sobre personas y terrenos, el magnetismo hacia esta zona del mundo no para de crecer.
Existen numerosas webs en las que encontrar excursiones a Chernóbil por 3 noches, hotel de 4 estrellas y tour por el lugar, por un precio en torno a los 300 euros. Prípiat se abrió al mercado turístico en 2011 y desde entonces el número de visitantes no ha parado de crecer.
La junta de turismo de Kiev prevé que durante este año se llegarán a los 100.000 visitantes, superando con creces los 72.000 de 2018, o los 50.000 de 2017.
El éxito de la serie, según sus datos, ha supuesto in incremento del 48% de visitantes respecto al año anterior. Suena un poco surrealista, pero el escenario del peor accidente nuclear de la historia, y uno de los lugares más letales del planeta, está aumentando su tasa de visitas turísticas año tras año.
Es más, por casi 400 euros, una persona podrá entrar en las zonas más restringidas con un traje especial de radiación y su propio contador Geiger para medir la radiación. Absolutamente de locos, pero real.
Podemos encontrar más ejemplos representativos en EE.UU. en su frontera con México, donde se realizan tours con actores disfrazados de policías mientras que los turistas juegan el rol de personas que quieren cruzar la frontera.
También en esta nación existe la llamada ruta Helter Skelter, que discurre por Beverly Hills. Se trata de un macabro recorrido por algunos de los escenarios de crímenes de Charles Manson y sus acólitos. Se trata de un foco de interés importante para el tanatoturismo y los fans de las muertes violentas.
También en América destacamos los llamados narcos tours, donde el turista visita los lugares por los que Pablo Escobar perpetró sus fechorías en la ciudad de Medellín, convirtiéndose en objeto de culto y figura pop de nuestro tiempo por turistas y curiosos. Todo ello también impulsado por el éxito y el consumo masivo de la serie Narcos de Netflix.
Oros ejemplos curiosos son las visitas guiadas a las cuevas de Tham Luang, donde quedaron atrapados los niños tailandeses de un equipo de fútbol, o los escenarios de las terribles matanzas y genocidios de Ruanda o Camboya. Lugares donde el género humano ha enseñado su peor cara, convertidos en destinos turísticos.
Ejemplos españoles
En España también existen ejemplos de tanatoturismo, o turismo oscuro, aunque los datos al respecto son algo confusos. Entre estos destinos patrios podemos destacar Puerto Hurraco (Badajoz) como epicentro de morbo y muertes para este tipo de turista.
Un lugar marcado por la tragedia y la muerte de varios miembros de una misma familia por una rencilla familiar de lindes en 1990. También potenciada por su paso por el cine con “El séptimo día”, film de 2004 dirigido por Carlos Saura, que relata los hechos.
También se constata la querencia por parte de turistas por visitar los lugares de los archiconocidos crímenes de Alcásser (Valencia), donde tres adolescentes fueron brutalmente asesinadas, previa terrible tortura.
Un caso que supuso un antes y un después en el tratamiento mediático de este tipo de sucesos y que sacó lo peor de toda la industria televisiva española, debido a su morbosa cobertura.
También podríamos situar en esta categoría las visitas al Valle de los Caídos, o escenarios de la Guerra Civil española como Belchite (Zaragoza), Guernica (Vizcaya) o Corbera d´Ebre (Tarragona), con batallas y sucesos especialmente sangrientos.